La
vida es una montaña rusa, cuando subes sientes que tienes el mundo en tus
manos, que nada te puede, que puedes hacer lo que se te pase por la cabeza con
gran éxito. Cuando estás en la cumbre, todo es pura felicidad, sientes que todo
te sale a pedir de boca, y piensas que la vida no es tan mala como tú antes
pensabas, pero cuando caes y caes, sientes como si el mundo se te cayese
encima, como si no hubiera solución a ningún problema, como si no hubiera
respuesta a ninguna pregunta, piensas que la vida es una mierda, que nada te
sale bien, sientes que la vida te tiene asco, que no te quiere. Pero no es así,
la vida no tiene la culpa de nada de lo que te pasa, en realidad la culpa no es
de nadie, solo de uno mismo, cada uno elije el sendero por el que caminar, cada
uno escribe su propia historia no impresa en papel, cada uno elegimos lo que
nos vaya a pasar aunque no seamos consciente de ello. Todos elegimos nuestro
destino, aunque a veces ese destino no sea de nuestro agrado...
No se trata de ir por la vida con una sonrisa de oreja a oreja para demostrar que soy feliz. Se trata de reir sin darme cuenta, de soñar despierta.
domingo, 2 de septiembre de 2012
Ese sentimiento...
Ese sentimiento de haber
querido mucho a una persona, que esa persona te quiera, y tú no hacer nada al
respecto por miedo a lo que puede llegar a pasar...
Ese sentimiento que sientes
cuando sabes que lo estás perdiendo cada día que pasa, sabiendo que si lo
pierdes no lo vas a volver a recuperar...
Ese sentimiento de ser
consciente de todo verle y que él no sepa que tú sabes todo lo que pasa por su
cabeza...
Ese sentimiento de cada vez
que le ves y que en ese momento lo único que quieras hacer es llorar, y tener
que poner la sonrisa más grande del mundo para que él no se dé cuenta de nada
de lo que pasa...
Ese sentimiento de que tus
amigas te digan que si te quiere y tú ser más que consciente que eso que te
dicen no es verdad...
Ese sentimiento de haber
tenido todo en tus manos y por ser una niña tonta haberlo perdido todo en
cuestión de horas...
Ese sentimiento de tener
que hablar con él como si nada hubiera pasado...
Ese sentimiento de haber
tenido la felicidad en la puerta, y no haberla abierto por miedo a lo que
pudiese pasar...
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