Yo también soy de esas que se asustan de la oscuridad, que están loquísimas,
que es fácil de impresionar, que come demasiado chocolate, más del que debería,
soy de esas que se enamoran tontamente de un tío que luego resulta un
gilipollas, que bailo bajo la lluvia y luego me resfrío, de esas fieles a sus
amigos, sí, soy infantil, de las que les encanta entrar en las tiendas, probarse
un vestido y luego dejarlo, digo cosas sin pensar, cometo errores y los vuelvo
a cometer, de las que un día les gusta el azul y al otro el verde, de las que
de pequeña se han perdido en un supermercado y patinado con un carrito de la
compra hasta darse la hostia de su vida, de las que se rompen un brazo y firman
la escayola a más no poder, de las que les gusta decorar las agendas, también
he criticado la gente y me he arrepentido, yo también soy de las que le
pregunta el profesor si se ha enterado, digo que sí y es que no, de las que se
peleaban de pequeñas en el parque por la pala y el cubo, a mí también me ha
dado un revolcón una ola en la playa, me ha perseguido un perro y he salido
corriendo, he creído en fantasmas, me he inventado mil historias irreales, de
las que se pasan hora y horas con los cascos puestos escuchando una y otra vez
la misma canción, de las que se hacen fotos a montones y luego sólo tres son
válidas de las que echan de menos muy fácilmente, de las que siempre ha querido
ir a New York pero nunca ha podido, que ha perdido tantos objetos como
estrellas hay en el cielo, de las que dice ”¿yo?, enamorada de ese? ni de coña”
y en realidad le quiero más que a mi vida, de las que no saben distinguir
música pop de rock, ignorante en la música, que sólo quieren soñar,
transportarse mágicamente a otra realidad, a la de tus pensamientos, de las que
por las noches imagina cosas que querrían que pasaran, de las que les gusta
pintar pero no son Picasso, de las que baila en casa cuando está sola, de las
que coge rápido cariño a la gente, de las normales para algunos, de las especiales,
para mí.
Pero siempre quedará esa frase de: para que los demás te acepten primero acéptate tú a ti.
Pero siempre quedará esa frase de: para que los demás te acepten primero acéptate tú a ti.